
Casi ninguna noche conseguía dormir tranquila hasta que escuchaba tu llave en la cerradura, aquella noche estaba especialmente intranquila. Recuerdo que estaba sentada tomando una tila cuando sonó el teléfono, aún hoy ese timbre retumba en mi interior como una alarma terrible. Pensaba en el día que te comunicamos que, por fin, te compraríamos la moto. Saltabas de alegría, estabas radiante, tu sonrisa explotó en tu cara, tus ojos se iluminaron de forma muy especial. Fue como cuando eras niño y, en la mañana de reyes, abrías el regalo que les habías pedido. Tantas veces te habíamos negado el capricho, con la excusa de que no teníamos suficiente dinero como para permitirnos ese gasto. El verdadero motivo no era otro que el miedo. Miedo que se terminó convirtiendo en una dura y cruel realidad, que nos quema por dentro. Estamos vacíos, sin rumbo, secos de dolor.
Sigo sentada en el sofá, no puedo hacer otra cosa. La casa parece un infierno comparada con el paraíso en el que habíamos vivido desde que tu padre y yo nos casamos. Ya no me preocupa si los platos se friegan después de comer o al día siguiente o si el cesto de la ropa sucia rebosa sin control o si se ha sacado la basura o no. Mi vida está perdida, mi aspecto descuidado y tu padre. Tu padre está hundido, creo que bebe demasiado, pero no puedo ayudarlo.
No sabes lo culpable que me siento porque tú no estés con nosotros. Como siempre, fui yo la que convenció a papá para que te comprásemos la moto. En el fondo yo tampoco quería, pero eras capaz de hechizarme de tal manera con tu carita de ángel que, al final, terminabas convenciéndome de cualquier cosa. “Yo soy responsable” decías, “llevaré siempre el casco”, “no correré”, “no haré locuras”, “no beberé”. Todas aquellas frases parece que se te olvidaron cuando conseguiste el regalo de tu vida. Todo se esfumó.
Desde aquella noche no he dejado de llorar, día tras día, ya casi no me quedan lágrimas. Según nos dijo la policía tu tasa de alcohol en sangre era elevada, no llevabas puesto el casco y superabas el límite de velocidad. Yo confié en ti y me defraudaste. Me despedí de ti con un enorme beso, como cada sábado, sin pensar que no volvería a verte entrar por esa puerta.
Suena el teléfono, me pongo nerviosa, desde aquel día me altera ese sonido.
- ¿Dígame?
- ¿Juana Frutos?
- Si, soy yo, dígame.
- Llamamos del hospital, su hijo ha abierto los ojos, está consciente, venga en cuanto pueda.
- Ahora mismo. Gracias. Adiós
- Adiós.
Cuelgo el teléfono y lloro, lloro de felicidad, al menos una buena noticia entre tanto caos. Acabo de olvidar el pasado, pienso que estarás con nosotros, que aún no te has ido, que quieres vivir.
7 comentarios:
Noa,me has hecho emocionar.Tu relato es tan real...¡Cuántas madres llevan el dolor en su alma por culpa de una moto!.¡Cuántas vidas destrozadas!.Espero que cada vez se tome más conciencia del peligro y se eviten esos problemas.
Un beso.
Oye Noa tu que quires ponernos los "pelos de punta" a los motoristas.
Menos mal que el relato termina con esperanza, aunque ya sabes todos los fines de semana oimos los números sin inmutarnos pero cuando uno de ellos tiene nombre y apellidos la cosa cambia.
En fin bonito relato.
Luis a mi me pone los pelos de punta ver a un grupo de adolescentes con su scooter por la autovía, sin casco y haciendo locuras. Eso es lo que me inspiró para este post. Hay muchos motoristas imprudentes y quizá demasiado jovenes.
Besos desde el sur.
Noa, uso moto desde tiempos inmemoriables, y todabia me sorprende que la gente use es casco solo para evitar la multa, y no entienden que es por la cseguridad de cada uno.
Yo uso casco y guantes, haga el calor que haga.
De todas formas son cosas de jovenes, yo tambien hice barbaridades en la carretera. Supongo que es la inconsciencia de la edad.
Besote fuerte.
Evo
A mí me pasa igual ke a tí Noa,, ¡ se aprecia tan poko el sentido de la vida a esas edades¡¡ miedo me da cuando les veo y no piensan en las consecuencias. Si te digo lo ke me entra por el cuerpo cuando imagino situaciones en las ke mi hijo es ya adolescente.... ¿ te haces una idea no?? jajaj en fin,, tiene 4 años,, disfrutaré mientras tanto.
Feliz cumpleaños para el día 4 de Mayo.El mío fue ayer, 3 de Mayo.Somos tauros auténticas.Que pases un feliz día.Un beso.
Bueno primero y principal Felicidades.
Con respecto al tema de fondo ya sabes hay una edad para todo, y la hay también para el "scooter" y para despreciar la seguridad, si no fuera la moto, sería bajar con el monopatin por la escalera...
Un poco más adelante como dice Evo cuando somos mas cautos ( y con un poco mas de dinero) pasamos al casco de fibra de carbono y a los guantes con protección (yo incluso casi no se conducir sin guantes)
En fin es dificil concienciar del peligro a chaval@s de 16 años con su flamante motillo recien estrenada y encima pudiendo impresionar a algún acompañante.
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